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Leydy Pech

2020 Goldman Prize Winner

Leydy Pech

Food & Agriculture
North America
Mexico

Leydy Pech, an indigenous Mayan beekeeper, led a coalition that successfully halted Monsanto’s planting of genetically modified soybeans in southern Mexico. The Mexican Supreme Court ruled that the government violated the Mayans’ constitutional rights and suspended the planting of genetically modified soybeans. Because of the persistence of Pech and her coalition, in September 2017, Mexico’s Food and Agricultural Service revoked Monsanto’s permit to grow genetically modified soybeans in seven states.

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Leydy Pech, an indigenous Mayan beekeeper, led a coalition that successfully halted Monsanto’s planting of genetically modified soybeans in southern Mexico. The Mexican Supreme Court ruled that the government violated the Mayans’ constitutional rights and suspended the planting of genetically modified soybeans. Because of the persistence of Pech and her coalition, in September 2017, Mexico’s Food and Agricultural Service revoked Monsanto’s permit to grow genetically modified soybeans in seven states.

Leydy Pech, apicultora indígena maya, encabezó una coalición que exitosamente detuvo la siembra de soya genéticamente modificada por Monsanto en el sur de México. La Corte Suprema de México dictaminó que el gobierno violó los derechos constitucionales de los mayas y suspendió la siembra de soya genéticamente modificada. Debido al empeño de Pech y su coalición, en septiembre del 2017, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria revocó el permiso que tenía Monsanto para cultivar soya genéticamente modificada en siete estados.

Ruptura de una antigua industria

El estado de Campeche en la Península de Yucatán en México cuenta con una mezcla antigua de bosques, apicultura, agricultura comunitaria, y una cultura maya fuertemente arraigada. México es el sexto productor de miel más grande del mundo, y un 40% de la producción nacional de miel proviene de la Península de Yucatán. En Campeche, 25,000 familias—especialmente dentro de las comunidades mayas—dependen de la producción de miel como su medio de vida.

La apicultura también es fundamental para la cultura maya y un factor clave para la protección de los bosques de Campeche. En tiempos recientes, con el crecimiento de la agricultura industrial, el estado perdió alrededor de 94,000 acres de bosque—la mayor tasa de deforestación en México.

En el año 2000, Monsanto empezó a cultivar pequeñas parcelas de soya genéticamente modificada (GM) en México. En el 2010 y el 2011, el gobierno elevó estos proyectos a “programas pilotos.” La soya GM usada por Monsanto (ahora propiedad de Bayer) se conoce como “Roundup Ready,” una referencia al diseño de tolerancia genética que tiene la planta a altas dosis del herbicida Roundup (también un producto de Monsanto). El principal ingrediente en Roundup es el glisofato, un probable carcinógeno que además está vinculado a los abortos espontáneos y a defectos congénitos.

En el 2012, el gobierno mexicano otorgó a Monsanto permisos para sembrar soya GM en siete estados mexicanos, incluidos Campeche y Yucatán, sin previa consulta en las comunidades locales. Pronto fue evidente que las siembras GM estaban contaminando la miel local en Campeche, poniendo en riesgo el suministro de alimentos, el medioambiente y el medio de vida de las comunidades mayas.

Una dama de la miel maya

Leydy Pech, de 55 años, es una mujer maya llena de orgullo que se gana la vida como apicultora dentro de un colectivo de mujeres mayas. Ella nació y creció en Hopelchén, donde la práctica de la apicultura se remonta a muchos siglos en la comunidad maya. Pech ha enfocado sus prácticas de apicultura en una rara especie de abejas nativas, la Melipona beecheii. También es promotora del desarrollo sostenible para comunidades rurales mayas, siendo integrante de Koolel-Kab/Muuchkambal, una cooperativa de agricultura orgánica y agroforestería compuesta exclusivamente por mujeres mayas.

Los apicultores se defienden

En junio del 2012, como respuesta a la siembra de soya GM en la región, Pech reunió a apicultores, varias ONG, y a ambientalistas en una coalición conocida como Sin Transgénicos. Ese mismo mes, Pech lideró al grupo en la presentación de una demanda contra el gobierno mexicano para detener la siembra de soya GM. Su caso se basó en el hecho que ni el gobierno ni Monsanto llevó a cabo una consulta previa en las comunidades indígenas antes de autorizar los permisos—en violación de la constitución mexicana y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo.

Pech pidió apoyo a instituciones académicas en la documentación de los impactos del cultivo de soya GM en la miel, el medioambiente y en las personas. Como resultado, la Universidad Autónoma realizó un estudio sobre la producción de la soya GM en Campeche—donde Monsanto había llevado a cabo un programa piloto—confirmando que el polen de la soya GM estaba presente en el suministro local de miel. La Universidad Autónoma y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo también trazaron los impactos del glifosato, encontrando rastros del herbicida en el suministro del agua en Hopelchén y en la orina de los habitantes del pueblo.

Con esta información, Pech y su colectivo maya empezaron una campaña de promoción y educación para las comunidades locales y los oficiales del gobierno sobre los impactos nocivos de la producción de soya GM. Desarrollaron una serie de talleres para activistas y organizaciones para intercambiar información e investigaciones y lanzar peticiones, y organizó protestas simultáneas en siete centros ceremoniales mayas a lo largo de la Península de Yucatán, en las que hubo alrededor de 2,000 participantes.

En noviembre del 2015, como respuesta a la demanda por la coalición, la Corte Suprema de México dictaminó de manera unánime que el gobierno debe realizar previas consultas en las comunidades indígenas antes de sembrar soya GM. El fallo resultó en la cancelación de los permisos de Monsanto y prohibió la siembra de soya GM en Campeche y Yucatán. Además, en septiembre del 2017, debido al trabajo organizativo de Pech, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria revocó el permiso que tenía Monsanto para cultivar soya genéticamente modificada en siete estados, incluidos Campeche y Yucatán. Esta decisión marca la primera vez en que el gobierno mexicano ha tomado medidas oficiales para proteger a las comunidades y al medioambiente de los cultivos GM.

La lucha histórica de Pech y la coalición establece precedentes en México, y es ya un modelo para otros movimientos de lucha indígena por la protección de sus derechos y la defensa y manejo de la tierra. Llevando a cabo una lucha de la vida, Pech reunió a un grupo diverso de activistas y partes interesadas y organizó a miles de personas mediante la promoción, asambleas y peticiones. Una humilde pero fuerte guardiana de la tierra y las tradiciones mayas, Pech sufrió una discriminación frecuente y fue ampliamente subestimada: al verla en persona después de su victoria en los tribunales, un abogado de Monsanto comentó que no podía creer que esta pequeña mujer les hubiera derrotado.

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